Origen de la fiesta
Se trata de una fiesta que nace en la prehistoria, para
festejar la llegada de una estación que, tras la época de frío y lluvias, hacía
brotar las simientes, y que coincidía con la fertilidad animal y de la
especie humana.
Los griegos y los romanos intentaron darle una explicación a
este acontecimiento basada en la mitología y en sus creencias religiosas.
Con la llegada de la Edad Media, dicha celebración
experimenta una época de expansión. Era la sociedad medieval, una sociedad
agrícola, que celebraba la llegada del buen tiempo por los beneficios que éste
supondría para las cosechas. No debemos olvidar el esparcimiento por toda
Europa de la cristiandad, que adaptará estas festividades a su santoral,
transformando los nombres, pero siendo incapaz de modificar los contenidos de
las celebraciones.
Fue con la llegada de la Ilustración cuando surgieron las
primeras prohibiciones civiles. Varias cédulas Reales de Carlos III intentaron
prohibirlos, sin lograr erradicarlos por completo.
Será a finales del S. XIX, al entrar el mundo rural en
decadencia, cuando realmente comienzan a perder fuerza estas celebraciones
estacionales. Se llegan a conservar en algunas villas como fiestas de chavales,
debido a su carácter lúdico y de sátira social en la que se van a especializar
estos “maios”. Nacen concursos que premian las coplas más audaces, motivo por el
que son reprimidos en los tiempos de las diferentes dictaduras.
Estas tradiciones llegan a nuestros días agotadas, heridas
por los mecanismos de una nueva sociedad que tiende a la uniformización de la
cultura, causando el desarraigo de las expresiones culturales seculares
propias, específicas de cada pueblo.
Recientemente, se está
viviendo un despertar de estos festejos. Diferentes asociaciones y
colectivos, conscientes de conservar estos legados culturales, están haciendo
una labor de recuperación y exaltación de las celebraciones propias de nuestra
cultura, convencidos de que en la gran variedad cultural de los pueblos, está
la riqueza de los mismos.
Los “Maios” en Galicia
Con los “maios”, se celebra en Galicia la despedida del
invierno y la floración de la naturaleza. Existen diferentes formas de festejar
la llegada de la primavera, dependiendo del lugar en que nos encontremos.
Uno de los rituales
ancestrales que encontrados en nuestra tierra, es el de “alumear o pan
ou danzas do pan” (alumbrar el pan o danzas del pan). Consiste en recorrer los
campos con “fachuzos de palla”
encendidos, recitando invocaciones. También se llevaba a cabo la bendición de los campos con agua
bendita o procedente de fuentes consideradas milagrosas. Vuelven a aparecer el
agua y el fuego como elementos purificadores, una constante en la tradición
cultural gallega. Poner el ramo en las fincas, las cuadras, junto a los aperos
de labranza, es otro de los rituales que nuestros mayores usaban para propiciar
la bonanza de las cosechas.